Diálogo de la Supraconsciencia: Hacia una Nueva Espiritualidad

Escenario: Un espacio luminoso, rodeado de naturaleza exuberante. Timoteo está sentado en un círculo con tres discípulos: Alejandro, un devoto creyente en espíritus, dioses y rituales; Claudia, una ferviente seguidora de la ciencia; y María, quien sostiene una espiritualidad tradicional en un Dios trascendente que juzga y recompensa.

Timoteo: Queridos discípulos, hoy discutiremos las bases de una nueva espiritualidad que nos permita avanzar como humanidad, dejando atrás creencias que han obstaculizado nuestro progreso y comprensión del universo.

Alejandro: Maestro, siempre he creído en los espíritus, los dioses y los rituales sagrados. Siento su presencia en mi vida, me guían y protegen. ¿Acaso esta fe no es esencial para nuestra conexión con lo divino?

Claudia: Con el debido respeto, Alejandro, tus creencias no tienen base científica. El conocimiento verdadero proviene de la observación, la experimentación y la razón. La ciencia es la única herramienta que puede llevarnos a la verdad.

María: Ambos están equivocados. Dios es trascendente, encarnado en un hombre que nos guiará y juzgará al final de nuestras vidas. El bien y el mal están claramente definidos, y debemos vivir para obtener la recompensa divina o evitar el castigo eterno.

Timoteo: Comprendo vuestras posiciones, pero cada una de ellas, aunque tiene valor, limita nuestra comprensión de la realidad y de nuestro papel en ella. Alejandro, tu devoción a los espíritus y rituales puede ser poderosa, pero también puede mantenerte atrapado en un ciclo de dependencia y superstición. Claudia, tu fe en la ciencia es esencial para entender el mundo material, pero no capta la totalidad de la existencia. María, tu creencia en un Dios trascendente que juzga es respetable, pero puede inducir miedo y culpa, lo que a menudo conduce al fanatismo y a la violencia.

Lo que propongo es una nueva espiritualidad, una en la que reconozcamos que somos consciencias participando del poder creador de la supraconsciencia, una conciencia universal que abarca todo el campo cuántico. Esta supraconsciencia no es un ser separado de nosotros, sino una totalidad en la cual todos estamos inmersos y de la que todos somos manifestaciones.

Alejandro: Pero, Maestro, ¿qué pasa con los espíritus y los dioses?

Timoteo: Los espíritus, dioses y rituales que veneras son manifestaciones de la supraconsciencia, interpretadas a través de la imaginación humana. Han servido para dar sentido a lo incomprensible, pero han sido interpretaciones limitadas y a veces distorsionadas. Al reconocer la supraconsciencia, podemos entender que estos elementos son símbolos de fuerzas y realidades más profundas. La fe en estos símbolos puede ser infantil e interesada cuando se basa en el miedo, la culpa, o la expectativa de una recompensa o castigo.

Claudia: Pero, ¿cómo integrar la ciencia en esta nueva espiritualidad?

Timoteo: La ciencia es una herramienta fundamental para comprender el aspecto material del universo, que, como hemos discutido, es cuántico por naturaleza. Pero no debemos olvidar que la ciencia también tiene límites. La supraconsciencia, que incluye tanto la materia como la mente, trasciende la comprensión científica convencional. Integrar ciencia y espiritualidad implica reconocer que la materia y la conciencia son inseparables y que la ciencia debe ampliar su visión para incluir la conciencia como una dimensión esencial de la realidad.

María: ¿Y qué hay de Dios? ¿Y del juicio final?

Timoteo: Dios, en este nuevo marco, es la supraconsciencia: la totalidad del universo cuántico, el campo de todas las posibilidades. No es un ser que nos juzga desde fuera, sino la inteligencia universal que se expresa a través de cada uno de nosotros. Nuestro propósito no es vivir con miedo al juicio, sino participar conscientemente en la co-creación de un estado de cosas dirigido hacia la perfección ética, la libertad, el amor y la justicia. Al final de nuestras vidas, no seremos juzgados por un dios externo, sino que alcanzaremos una comprensión más profunda de nuestra misión en el gran esquema del universo.

Alejandro: Entonces, ¿cómo podemos vivir de acuerdo con esta nueva espiritualidad?

Timoteo: Vivimos en un tiempo donde las religiones institucionales a menudo administran una fe basada en la imaginación, a veces con fines económicos o de control. La nueva espiritualidad que propongo se basa en la capacidad humana de co-crear la realidad en alineación con la supraconsciencia. Esto significa trascender las creencias dogmáticas que nos han dividido y avanzar hacia un estadio superior de existencia, donde el propósito de la vida es la evolución continua de la conciencia y la ética. Esta es una fe madura, libre de miedo y culpa, que se centra en la autotransformación y la mejora colectiva.

Claudia: ¿Y qué ganamos con esta evolución?

Timoteo: Al final, lo que ganamos es una mayor integración con la supraconsciencia, una comprensión profunda de nuestra misión y la capacidad de vivir en armonía con los valores de libertad, amor, paz y justicia. Nos movemos hacia un estado de perfección ética donde la co-creación consciente de nuestra realidad nos lleva a una existencia más plena, conectada y significativa.

María: ¿Podemos realmente llegar a eso?

Timoteo: Sí, María. Ya hemos avanzado en algunos aspectos, pero la evolución no es lineal ni exenta de desafíos. Cada paso hacia la autoconsciencia, hacia el amor, la paz y la justicia, es un peldaño en la escalera de la evolución espiritual. No debemos juzgar nuestro progreso por las crueldades actuales, sino reconocer los movimientos hacia una conciencia más elevada que están emergiendo en el mundo.

Así, fundamos las bases de una nueva espiritualidad, no en el sentido tradicional, sino como una comunidad global que reconoce su capacidad de co-crear un mundo mejor, alineado con la supraconsciencia. Esto es más que una fe; es una práctica consciente de vivir en dirección a la perfección ética y la libertad, utilizando nuestras capacidades humanas al máximo, en un horizonte temporal que trasciende nuestras vidas individuales. Es la integración final de la ciencia, la espiritualidad y la conciencia en un todo coherente y evolutivo.

El maestro Theo se detiene a acariciar una piedra de la que mágicamente está brotando agua, todos beben, dan las gracias con una corta reverencia y se alejan pensativos.


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